Gilda Sánchez

Fin de año ¿Época de amor?


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Estas fechas, según la tradición, deberían ser de amor y paz, amistad y fraternidad, serenidad y recogimiento.

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Estas fechas, según la tradición, deberían ser de amor y paz, amistad y fraternidad, serenidad y recogimiento.

brindisLa verdad y la realidad, por supuesto, son todo lo contrario.

Los mensajes comerciales que nos bombardean a toda hora convierten estos días en unos de consumo febril, de saturar las tarjetas de crédito comprando cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar a gente que no conocemos.

También estos días son de excesos, abusos, desmanes en comida, bebida y desveladas que son los componentes principales del puente “Guadalupe Reyes». Son 25 días que podríamos usar mejor.

Según nuestras agendas, estos son fechas de compromisos sociales inacabables. ¡En la época más propicia para pensar a solas (al menos a ratos), es precisamente cuando menos solos estamos!

El problema grave no es que en estos días haya tantos distractores sino que efectivamente nos dejamos aturdir por ellos, al grado de olvidar la esencia de la época (de meditación, pensar y reflexionar) y la cambiemos por todo lo contrario: confusión, bullicio, estrépito.

Nos equivocamos en estas fechas: en vez de ideas, nos llenamos de ruidos; en vez de refugiarnos al menos a ratos en nuestro yo interno, nos lanzamos a la pista de tiempo completo; en vez de concentrarnos, nos desperdigamos.
No que la fiesta y el estrépito sean reprobables de por sí. No lo son. Pero tienen su lugar, y tienen su medida.

Esta época es una festividad, cierto, pero supuestamente es una festividad profunda, no un mero pretexto para endeudarse, brincar e intoxicarse. Ojalá no perdamos de vista que este tiempo podría servirnos para encontrarnos en vez de fugarnos.

¡Felices fiestas!

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