Iluminemos nuestra visión
Cuidar nuestra iluminación es cuidar nuestros ojos. Las modificaciones físicas o de iluminación optimizan la seguridad física en la tercera edad
“Cuidar nuestra iluminación es cuidar nuestros ojos. Las modificaciones físicas o de iluminación optimizan la seguridad física en la tercera edad
Cuidar el sentido de la vista es de suma importancia cuando se llega a una edad mayor. Mientras el tiempo avanza, en la mayoría de los casos, el deterioro de nuestros ojos va en aumento y una correcta iluminación es fundamental para evitar que se acelere este proceso. Hay que estar alertas porque la luz que percibimos, también regula el sistema circadiano o los ritmos biológicos de nuestro organismo.
El sentido de la vista se compone de tres elementos: el ojo, el nervio óptico y sobre todo la corteza visual del cerebro. La percepción visual se produce cuando el ojo recibe luz y el nervio óptico la convierte en señales eléctricas que son interpretadas por el cerebro.
Cuando el contraste de los colores por el deterioro visual va cambiando, se distorsionan las formas, las letras se ven muy pequeñas no se pueden ver, o los colores no se diferencian; otros cambios visuales se deben también a los cambios cerebrales que se dan por la edad que van afectando la visión.
Existe el umbral de contrastes visuales que origina el problema de distinguir el tamaño de las cosas en el cual la persona mayor los tiene más altos que los jóvenes.
Generalmente alrededor de los 40 años empezamos a tener problemas con el tipo de luz en el espacio en que estemos haciendo alguna tarea.
Aparte del examen profesional del especialista de la vista para la prescripción precisa de lentes, existen las lupas para un mayor acoplamiento en la lectura u otra actividad las cuales son muy manejables.
Es importante considerar que para leer no bastan los lentes graduados sino el aumento adecuado de iluminación para prevenir el cansancio en esta actividad. Igualmente para actividades que requieran fijar la vista como cocinar, tejer o cualquier actividad manual que requieran además una visualización precisa.
En la actualidad existe la facilidad de muchas formas de iluminar nuestra casa. Para alguien de la tercera edad es importante contar con la asesoría de un arquitecto o un diseñador que nos ayude a detectar y corregir espacios donde puedan correr algún peligro como las escaleras, plataformas o puertas. Las modificaciones físicas o de iluminación para optimizar la seguridad física para los mayores se convierte en es una necesidad y no en un lujo.
Hay luminarias incandescentes y fluorescentes. Las primeras consumen mayor energía y están casi en desuso, las lámparas fluorescentes son llamados focos ahorradores porque iluminan igual pero con menor consumo. La ventaja de los focos incandescentes es que también calientan tu hogar. Más que el tipo de foco, lo importante es obtener la cantidad de luz que se requiere para ver mejor.
Hay que tener presente que cuidar nuestra iluminación es cuidar nuestros ojos.