Gilda Sánchez

Nuestro trato a los mayores es ejemplo del trato que obtendremos de nuestros hijos…


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• Esta anécdota ilustra como nuestra conducta con los mayores determina la conducta de nuestros hijos cuando lleguemos a la vejez

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abuelosEn una familia como hay tantas, el abuelito ya muy entrado en años y viudo, se quedó a vivir con la familia de su hijo, nuera y nietos.

Un día durante el desayuno, el abuelo tiró accidentalmente su vaso de café con leche sobre la mesa y se hizo un desastre. El líquido cayó encima de la comida de todos, arruinó la cesta del pan, salpicó la ropa de algunos y corrió por toda la mesa para caer en el piso y ensuciarles los zapatos.

El hijo enfurecido se puso a gritar desesperado:

– ¡Otra vez¡ Mira lo que hiciste, esto ya es el colmo. ¿Por qué no te fijas? Siempre es lo mismo contigo, tiras todo, pierdes todo, repites las mismas historias, se te olvida todo. Ya no aguanto más.

Luego se dirigió al mayor de sus hijos y le dijo:

– Ve a la cochera y tráeme una frazada azul que está en el estante adentro de una caja blanca. Voy a llevar al abuelo al asilo. Mientras yo voy a preparar su maleta.

Al poco rato, regresó con la maleta lista y recibió del hijo la frazada azul que le encargó.

– ¿Qué es esto? La frazada que te pedí es más grande, esta es muy pequeña ¿Qué hiciste?

El hijo respondió:

– Esa es la frazada que me pediste, solo que la partí a la mitad y guardé la otra parte para el día en que yo te lleve a ti.

La forma en la que tratamos a nuestros mayores es una lección moral para nuestros hijos, que se reflejará algún día en la forma en la que ellos nos traten a nosotros.

 

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