Gilda Sánchez

Una Gloria de la danza cumplió 80 años


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Gloria Contreras, bailarina y coreógrafa mexicana reconocida internacionalmente, este año está cumpliendo 80 de que sentó su pie en este mundo.

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“La belleza que a mí me interesa no es aquella que se hereda biológicamente, sino la que se construye, la que es fruto de la voluntad y la inteligencia”. Este pensamiento ha guiado la fascinante, dura y rica vida de Gloria Contreras, bailarina y coreógrafa mexicana que este año está cumpliendo 80 de que sentó su pie en este mundo.

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Con esa máxima como estandarte, Gloria moldeó su cuerpo y el de muchos bailarines que se formaron a su lado, a lo largo de más de sesenta años. Como plastilina en sus manos, cientos de hermosos jóvenes que llegaron a su escuela fueron esculpidos, remodelados para realizar mejor una de las tareas más bellas y más rigurosas: danzar profesionalmente.

Desde niña, Gloria Contreras bailó. Lo hacía primero de manera natural, frente al espejo, frente a sus padres, frente a todo el que quisiera verla. Antes de cumplir los diez años de edad, ya destacaba en la escuela clásica de la francesa Nelsy Dambré. Nelsy fue, me confesó alguna vez Gloria, su segunda madre. Madame Dambré la condujo amorosamente por los caminos del plié, el relevé, el grand-jeté; la forjó en la dolorosa disciplina de las zapatillas de punta y la motivó a buscar en su interior la otra belleza escondida. Y nos es que la adolescente Gloria no fuese bonita. No. Lo era. Sin embargo, para danzar sobre un escenario, hace falta algo más que una linda cara y un bello cuerpo.

gloria 2bCon los años, Gloria cerró la etapa de su maestra Dambré y viajó a Estados Unidos. Allí ingresó a la School of American Ballet que dirigía ese genio llamado George Balanchine. Él fue su segundo pilar dancístico. Con él acabó de encontrar su yo expresivo, su belleza interior para danzar con alegría, pasión y fuerza. Fue en Nueva York, con el City Ballet y el Robert Joffrey Ballet que gloria se lanzó a crear sus primeras coreografias, bajo el ojo atento de Balanchine. Dio otros pasos largos más cuando llegó a Canadá y trabajó como bailarina y coreógrafa del Royal Winnipeg Ballet.

Al paso de los años, su prestigio coreográfico llegó hasta en Cono Sur; hizo obras para el Ballet del Teatro San Martín de Argentina; para los Ballets Nacionales de Chile, Brasil y, más tarde para el de Cuba. Años después, la Compañía de Ballet del Conservatorio Estatal Rimsky- Korsakov de Rusia también la hizo su coreógrafa invitada.

En México, Contreras creó en 1970 –con el apoyo del director de orquesta Eduardo Mata- el Taller Coreográfico de la UNAM.  Con esa modestia que la caracteriza, Gloria comenzó su labor universitaria en salones pequeños, no habilitados para clases de danza clásica y neoclásica.

Sin embargo, con paciencia hizo antesala tras antesala en cada cambio de Rector, hasta que consiguió que el Taller tuviese una sede propia dentro de las instalaciones de la UNAM y bailarines dignamente remunerados y con prestaciones sociales de ley. Hoy, el Taller Coreográfico es una de las instituciones dancísticas más sólidas del país y con un repertorio coreográfico de más de 200 obras, la mayoría creadas por Contreras.

10481-gdeElla supo convocar a los mejores músicos, escenógrafos, coreógrafos para crear inolvidables danzas. Por si hiciera falta un mérito más, Contreras reúne uno de los más importantes: sabe crear público para la danza. Hay más de un millón y medio de mexicanos  que vio por primera vez danza y luego se aficionó a ella, gracias a la maestría de Gloria para ser didáctica. Quienes la queremos y la seguimos, la recordamos saliendo al escenario, una vez que ha terminado una función del Taller; sentada en el piso del mismo foro donde danzó, explica a su público cada una de sus danzas. No he conocido a algún otro director general de una compañía de danza mexicana que lo haga.

Contreras ha recibido cerca de cuarenta reconocimientos nacionales e internacionales, entre los que figuran el Premio de Ciencias y Artes 2005 y el Premio Universidad Nacional 1995. Es creadora emérita del Sistema Nacional de Creadores y miembro de número de la Academia de las Artes desde 2003.

A sus ochenta años de edad, Gloria Contreras peina unas hermosas canas blancas y a su rostro lo surcan líneas, prueba de que ha vivido. Lo que no ha perdido es su esbelta figura, sus hermosas y largas piernas y, claro, su profunda belleza interior, fruto de la danza. Porque, dice Gloria “danzar es encontrarse, decir quién es uno, es renacer al rehacer el cuerpo. Bailar es llenar con nuestro yo el yo de otro. Danzar es amar”.

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