Gilda Sánchez

A cierta edad los juguetes cambian… humor de tarde


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Un tipo de 75 años pescaba tranquilamente en el río cuando de pronto escuchó una vocecita que parecía salir del pasto en la orilla. La rana humorvocecita era muy leve y decía: “Súbeme, súbeme.”

El tipo miraba a su alrededor pero no veía a nadie. La vocecita insistía: “Súbeme, súbeme.” El tipo acercó su rostro al suelo y por fin pudo distinguir el origen de la voz. Era una ranita que lo miraba y repetía: “Súbeme, súbeme.”

El tipo extendió su mano y la levantó cuidadosamente.

La ranita le dijo: “Bésame, me convertiré en la mujer más hermosa del mundo y seré tu esclava sexual para siempre.”

El hombre la miró unos segundos y luego se la guardó en el bolsillo de la camisa. “¿Pero qué te pasa!” ¿Acaso no me oíste?”

“Sí, te oí, pero a mi edad es más divertido tener una rana que habla que una ninfómana resbalosa.”

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