Gilda Sánchez

Cultivar huertos urbanos, entretenida herramienta económica y de salud


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Es un hecho indiscutible que el trabajo de cultivo agrícola es muy terapéutico. Sembrar y cosechar comida tiene muchas ventajas para la salud del cuerpo, el intelecto y la creatividad e innovación. No se discute ya que el cuidado de huertos y jardines es una actividad idónea en la rehabilitación de pacientes y de adultos […]

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  • Es un hecho indiscutible que el trabajo de cultivo agrícola es muy terapéutico.

Sembrar y cosechar comida tiene muchas ventajas para la salud del cuerpo, el intelecto y la creatividad e innovación.

No se discute ya que el cuidado de huertos y jardines es una actividad idónea en la rehabilitación de pacientes y de adultos mayores por el bienestar físico y emocional que conlleva el proceso de cultivar alimentos.

La satisfacción que produce ver crecer lo que nuestras manos y afectos siembran cuando, se empiezan a recoger los frutos del cultivo realizado por semanas, es indescriptiblemente emotivo. No se diga la alegría de compartirlos y degustarlos con familiares y amigos.

Aparte de los beneficios físicos que la jardinería brinda, este pasatiempo es un ejercicio reconocido para mejorar el estado emocional, físico y cognitivo de grupos vulnerables de personas. Las discapacidades físicas, los problemas de corazón y de la mente, y de salud en general en pacientes de todas las edades han sido tratadas exitosamente con terapia de cultivo de vegetales y frutos comestibles.

Adicionalmente del placer de ver florecer plantas que uno siembra y cultiva, la jardinería contribuye con la provisión de vegetales frescos y saludables, hermosos arbustos y flores y la conciencia de una ocupación productiva que provoca paz y alegría de vivir.

No hay que olvidar tampoco que fomenta el que hagan ejercicio físico moderado, tan beneficioso para ellos.

Estos tremendos beneficios convierten a la agricultura de huertos y jardines en una perfecta de ocio productiva en la tercera etapa de la vida.

Las parcelas o invernaderos comunitarios que son productivos brindan a las personas mayores no sólo alimentos para el autoconsumo, sino una terapia ocupacional lucrativa ya que sus productos pueden comercializarse. Generalmente las cosechas comunitarias sobrepasan las raciones que requieren para el autoconsumo.

Adicionalmente esta ocupación en comunidad fomenta el trabajo en equipo, puesto que entre todos deciden qué productos cultivar y se organizan para ir cuidando el huerto y distribuyéndose las tareas.

Cultivar huertos no sólo nos mantiene sanos y saludables en nuestra alimentación, nos provee bienestar por la terapia ocupacional que implica, un ahorro considerable en el costo de nuestra alimentación y además la posibilidad de un ingreso adicional.

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