Gilda Sánchez

Alimentación forzada a pacientes de alzhéimer es dañina


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• El New York Times ha publicado un artículo durísimo titulado Alimentación forzada ya que ésta no contribuya a mejorar la calidad de vidas de los enfermos y origen de otras complicaciones

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alimentacionDesde hace años sabemos que forzar la alimentación con tubos (mediante una sonda nasogástrica o la inserción de un catéter a través de un orificio en el abdomen hasta el estómago mediante una Percutaneous Endoscopic Gastrostomy o PEG) en pacientes con demencia con dificultades para tragar debido a la evolución de su enfermedad, es una actuación desproporcionada y dañina ya que no mejora en nada la calidad de vida del paciente.

Tampoco la alimentación forzada y suele evitar las complicaciones respiratorias por broncoaspiración, puede ser dolorosa (sobre todo la sonda nasogástrica), es fuente de frecuentes complicaciones que obligan a trasladar a los pacientes a los hospitales  con la pérdida de confort que esto les crea y, muchas veces, ni siquiera prolongan la vida en comparación con una alimentación manual cuidadosa.

En el artículo, su autor, el Dr.Haider Javed Warraich, denuncia además un incentivo perverso que ha hecho que esta práctica se esté generalizando en Estados Unidos: las residencias cobran más dinero si los enfermos son portadores de estos artilugios y, a la vez, ahorran en recursos humanos, ya que la alimentación manual requiere más dotación de personal. Poner sondas y PEGs es, por tanto, un negocio redondo para las residencias norteamericanas, a costa del sufrimiento de ancianos desvalidos.

En algunos países la inserción de un tubo para alimentar a un paciente demente con dificultades para tragar se ha convertido en una decisión técnica, casi automática, casi como prescribir un antibiótico para una infección cuya administración en pacientes terminales podría ser dañina.

También con demasiada frecuencia se realiza  sin una adecuada información a los familiares de sus riesgos y beneficios.

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