Gilda Sánchez

Envejecer a través de la historia: la Edad Media


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• En la sociedad común, existía también una diferencia entre la figura del anciano y la anciana. El anciano pierde todo su poder ante la casa familiar, pasando el rol de patriarca al hijo de la familia.

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edad mediaEn la Edad Media, la representación de la vejez da un giro considerable: la madurez y la vejez se representaban en la comprensión y, también, en la vida afectiva y en los actos amorosos a través de la doctrina cristiana. El cristianismo planteaba que en la medida que las personas envejecían bajo los principios y los actos de Cristo, los adultos mayores lograban la madurez y la dignidad.

Esto era asumido en una serie de principios morales para que las personas llegaran a gozar de una buena vejez. Esta mirada cristiana se mantuvo durante la Edad Media, en Occidente, y hasta gran parte de la época moderna.

Durante la Edad Media, coexisten dos corrientes de pensamiento. La primera se encuentra representada por San Agustín que dignifica la visión cristiana de la persona mayor ya que de ella se espera un equilibrio emocional y la liberación de las ataduras de los deleites mundanos, y por otro lado, Santo Tomás de Aquino afianza el estereotipo aristotélico de la vejez como período decadente, física y moralmente, en el que las personas mayores están marcadas por comportamientos de interés únicamente personal. Según esta segunda corriente, la vejez representa la alegoría del pecado, siendo uno de los males del castigo divino por los pecados del hombre.

Contrario a las bondades del cristianismo acerca de la vejez, y aunque pueda sorprendernos, las reglas monásticas fueron algo más estrictas ya que se regían por la “Regla del Maestro” la cuál desplazaba a los monjes ancianos a labores de portero o trabajos manuales, apartándolos del día a día de la comunidad.

En la sociedad común, existía también una diferencia entre la figura del anciano y la anciana. El anciano pierde todo su poder ante la casa familiar, pasando el rol de patriarca al hijo de la familia. El rol de la mujer durante la vejez sufre un cambio positivo: pasa de joven esposa oprimida, a amada por su hijos y respetada en su vejez como matriarca.

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