INRI y la Pax Romana
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Hasta ahora existe muy poca evidencia histórica de la figura de Jesus y, con ella los arqueólogos han tenido que descifrar pistas y los historiadores
Lo que conocemos sobre Jesús de Nazaret, figura que inició la religión más importante de la historia, es a partir de los evangelios los cuales, según muchos 
historiadores rigurosos, son promoción religiosa y lo que presentan no es un registro sino una interpretación individual del mensaje cristiano.
Hasta ahora existe muy poca evidencia histórica de la figura de Jesus y, con ella los arqueólogos han tenido que descifrar pistas y los historiadores decodificar lo que se dice sobre éste. No se cuenta con fuentes que hayan vivido en su misma época lo cual no es sorprendente ya que la historia no suele registrar los hechos de una persona común y corriente sin pretensiones como Jesús antes de su vida pública.
Un hecho central de su tradición fue su nacimiento como subdito romano y lo más probable es que haya nacido 4 años antes de la era que su mismo nacimiento inicia y, en lugar de Belén, como dicen los evangelios, en Nazaret cerca del mar de Galilea. Esta región era entonces el centro del radicalismo judío que se manifestaba principalmente en Séforis, la capital galileica donde como centro urbano sofisticado de la era convergían las culturas griega, romana y judía.
Sin embargo, a pesar de la influencia grecorromana, Séforis era una ciudad esencialmente judía cuya herencia Jesús llevó siempre aunque probablemente él fue trilingüe, de clase social media y participaba tanto de la cultura aramea y hebrea, como de la griega que usó para llevar a cabo su ministerio.
El judaismo no era una religión de estado y su diversidad se ejemplifica en la secta de los esenios, un grupo apocaliptico que se consideraba la única verdadera religión y
que abandonó Jerusalén en protesta a la forma mundana en que se administraba el Templo. Aunque la historia no da evidencia que que Jesús tuviera influencia esenia, el reto apolcalítico de sus enseñanzas si tuvo un enorme impacto en toda la región ya que hacía eco a las enseñanzas de Juan el Bautista quien si había tenido contacto con esta secta.
Jesús predicó en los pueblos y caseríos de Galilea evitando las grandes ciudades e impresionando a gente común y corriente con sus palabras y curaciones. Aunque ello pudo no sorprender a los romanos de la época posiblemente no les pareció que Dios estuviera actuando a través de un oscuro ciudadano judío que además daba de comer a las multitudes.
El centro del mensaje del nazareno –el reino de Dios– tenía una inextricable coonotacion política y religiosa que desafiaba al imperio romano. Con ello es 
imposible dejar de sorprenderse que Jesús continuara a Jerusalén para pasar la Pascua donde gobernaba Poncio Pilato, un desalmado administrador, quien tuvo que abandonar su resort en Cesárea para controlar a las multitudes durante las fiestas de pascua que, precisamente, recordaban un increíble logro de nación y libertad judías.
La actitud esenia de Jesús, subversiva sin lugar a dudas, se observa en el pasaje en que entra al Templo y desaloja a los comerciantes, y que es narrado de manera diferente en cada uno de los evangelios. En los de Mateo, Marcos y Lucas este hecho ocurre durante la última semana de su vida y, seguramente, enciende el foco rojo para los líderes del templo colaboracionistas con las autoridades romanas y, por ende lo lleva a ser ejecutado. El de San Juan situa la historia al inicio de la vida publica de Jesús y extrañamente no hace mención acerca de su muerte.
Cualquier amenaza a la pax romana era enfrentada con respuestas rápidas y violentas y muchos académicos contrariamente a lo que los evangelios dicen, consideran que los romanos fueron los responsables de la ejecucion del galileo sobretodo por la crucificción, una muerte de gran crueldad y eminentemente imperial.
«Iesus Nazereno Rex Iudorum» (INRI) sugiere el cargo, no una víctima sino una amenaza a la paz del estado dominante.
