Gilda Sánchez

¿Llorar… es bueno o malo?


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llantoEn nuestra cultura generalmente los sentimientos son estigmatizados y el llanto es una manifestación muy fuerte y clara de las emociones. Reprimir la expresión pública del llanto ciertamente resulta conveniente para muchos cuya afectividad permanece reprimida y se apoyan en  expresiones estereotipadas para reprimir  a quienes se atreven a llorar.

También culturalmente existe una especie de tabú asociado al llanto que hace pensar su conexión con debilidad y, por lo tanto, se considera que es mejor dejar de hacerlo. Por eso muchos tratamos de no derramar lágrimas. Muchas otros dicen “no me gusta llorar”,  y otras como yo simplemente “no puedo llorar” o me resulta difícil y raro.

Las siguientes frases para evitar que otros lloren  son las que se suelen aplicar a aquellos que sí pueden expresar sus emociones.

“No vale la pena llorar por eso”. Quienes dicen esto no tienen el menor derecho a hacerlo ya que no pueden saber lo que el que llora está sintiendo. Se devalúa el sentimiento y el significado que una persona  tiene por lo que le sucede. Quien se siente triste o con miedo, lo menos que necesita en esos momentos es ser minimizado.

“¿Por qué chillas?”  Esto es demasiado agresivo ya que de entrada devalúa todo, la situación, el sentimiento y a la persona que llora.

“Llorar no va a solucionar nada”. Otra afirmación ligera y narcisista. Sí, probablemente llorar no resuelva el origen pero no llorar tampoco soluciona nada. Pero llorar si sirve para  descargar la tensión emocional y poder ver las cosas más claramente.

“Los hombres no lloran”. Este es el cliché cultural más tonto porque causa muchos problemas en la mente de las personas como promover la desigualdad entre géneros; reforzar estereotipos falsos. Llorar se le iguala como sinónimo de debilidad, incapacidad y feminidad.

Sin embargo, llorar es excelente para nuestra salud emocional y física.

Desde el punto de vista neuropsicológico, llorar nos hace sentir mejor ya que las lágrimas contienen dos hormonas. Una regula la tensión muscular que permite evitar una excesiva rigidez y ayuda a recuperar la calma; la segunda, es un neurotransmisor que cumple una función similar a la de un analgésico y reducen la sensación del dolor. Por ello desde un punto meramente físico el llanto es muy calmante.

Desde el punto de vista social, llorar les comunica a los demás la necesidad de ayuda, protección, y provoca empatía lo cual previene la violencia o agresividad.

Las válvulas de escape como el llanto nos devuelven el equilibrio y evitan que se descarguen otras hormonas dañinas para nuestra salud.

Por todo esto llorar es buenísimo. Si no lloras cuando lo sientes no sólo te puedes enfermar sino que demoras tu proceso para encontrar el equilibrio mental y emocional.

 

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