Gilda Sánchez

Yo-yas, barreras autoimpuestas que determinan la forma de envejecer


Comparte en tus redes sociales

Facebooktwitter

• La investigación muestra que los hábitos de vida determinan en un 70/75 por ciento, nuestro envejecimiento y la genética sólo el 25/30 por ciento restante. La actitud, entonces, es central para nuestro tipo de envejecimiento…

Decrease Font Size Increase Font Size Tamaño del texto Imprimir esta página

abuelosSi bien podemos reconocer en el exterior factores que constituyen amenazas para un  envejecimiento activo, hay que ser muy conscientes de las actitudes personales que lo impiden.  Por ejemplo, la discriminación, que procede sin duda de estereotipos socialmente arraigados,  también puede ser favorecida por actitudes personales que no hacen más que acentuar esos  prejuicios.

Los “yo-yas” son las primeras barreras que  nos autoimponemos, y lo son independientemente de la edad que tengamos. Sin darnos cuenta  decimos…”Yo ya eso no lo puedo hacer…”, “Yo ya no llego a…” “Yo ya ni intento.”  Lo cual ya determina que se cumpla la profecía que decretamos.

Si es lo que deseamos,  ¡adelante! A continuar repitiendo los yo-yas. Pero si queremos cambiar lo que estas afirmaciones  pronostican,  debemos tomar consciencia de ello y desterrarlas de nuestro vocabulario para poder envejecer  activa y saludablemente.

La diversidad en el  envejecimiento es una de las premisas incuestionables sobre este proceso. Nadie envejece igual. Lo cual deja totalmente fuera los estereotipos que originan paternalismo, autocomplacencia y  discriminación.

Actitudes que aunque bien intencionadas, son negativas, dañan ya que quita al mayor el protagonismo que le corresponde y genera una manera de hablar que lo subestima.

Existe un lugar en la sociedad para cada etapa de la vida donde que cada uno aporte su experiencia y su saber hacer, sin importar la edad que tengamos.

 

Facebooktwitter

¿Tú que opinas? ¡Nos interesa mucho saberlo!