Gilda Sánchez

Confesiones que nuestros padres quieren hacernos 1/2


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Conversaciones profundas con nuestros padres nos llevan a verlos bajo una perspectiva diferente y también a forjar una conexión con ellos más estrecha.

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Conversaciones profundas con nuestros padres nos llevan a verlos bajo una perspectiva diferente y también a forjar una conexión con ellos más estrecha. Lo importante es cómo debemos responder a revelaciones de las que no teníamos idea y que nos pueden estremecer.

Linda Bernstein*, nos plantea este tipo de situaciones y nos sugiere buenas opciones para darles respuesta.

En muchos de los casos las confidencias de nuestros progenitores nos van a generar emociones intensas, pero conviene hacer a un lado reacciones emotivas y darles respuestas que les permitan aliviar y aclarar sus sentimientos.

Es recomendable escucharlos, hacerles sentir que se les presta atención haciéndoles preguntas abiertas y evitando juicios de valor e ironías.

A veces nuestros parientes mayores son conscientes que están soltando verdaderas bombas de información; otras veces su motivación puede ser inconsciente. De cualquier manera, nuestro trabajo es no ser reactivos, apoyarlos y recordarles que su confesión tiene que ver más con ello que con nosotros.

Las confesiones más comunes

03A536111. «Cuando eras pequeño, amaba más a tu hermano”. Es normal que los padres sientan diferente hacia cada uno de sus hijos. Esto no hace la dinámica familiar necesariamente insalubre siempre y cuando ese favoritismo no se demuestre abiertamente.

No digas: «¿De verdad? Bueno, pues yo te amo papá más que tú a mí.

Es mejor decir: «¿Por qué me dices esto ahora? ¿Hay algo más que necesites decirme?» Los padres grandes pueden entrar en temas emocionalmente cargados por razones que aunque no claras ni para ellos ni para nosotros, puede ayudarles a llegar al meollo del tema. Si al entrar a hablar del tema dan rienda suelta a emociones que son demasiado dolorosas para procesar en ese momento, debemos decirles que esto no nos duele ni nos hace sentir incómodos.

Es importante no caer en recriminaciones que puedan generar un conflicto. Si nos sentimos lo suficientemente fuertes podemos iniciar una conversación acerca de cómo nuestros padres se sienten hacia uno y nuestros hermanos preguntando si hay algo más profundo que les gustaría discutir.

Romatic Senior Picnic - Grapes2. «Echo de menos el sexo.» Estas cuatro palabras en realidad transmiten dos mensajes. En primer lugar, el tacto es una necesidad humana básica — sexo a menudo consiste tanto en los abrazos como de relaciones sexuales. Tal vez nuestros padres nos están revelando una profunda soledad. En segundo lugar, las personas mayores son a menudo mucho más picaros de lo que podemos imaginar.

No digas: «¿A tu edad?»

Es mejor decir: «Puedo entender eso». Los adultos mayores divulgan información como ésta cuando se sienten más cercanos a sus hijos adultos — en otras palabras, cuando nos convertimos en compañeros de confianza. Si no hemos hablado de sexo con sus padres desde «la charla» hace 30 ó 40 años, esto puede ser una buena oportunidad. No tenemos que compartir sus propias historias de sexo; sólo hay que escuchar, si la emoción subyacente es la soledad, podemos sugerir cosas hacer para lidiar con eso.

 

*Linda Bernstein es escritora y periodista norteamericana y también una promotora central de la generación de los babyboomers, aquellos nacidos de 1944 a 1954. Sus perspectivas sobre este grupo poblacional que actualmente ronda los 60 y + la han consagrado como una especialista en el tema de las relaciones con la vida que tienen aquellos que nacieron recién terminada la II Guerra Mundial.

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