¿Por qué nos cuesta tanto deshacernos de objetos?
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El proceso de eliminar de nuestra vida objetos que nos han acompañado es una tarea bastante difícil pero importante de llevar a cabo a tiempo
Si estás a punto de mudarte a un espacio más pequeño o has pensado en reducirte en pertenencias en un no tan lejano día, más te vale respirar muy hondo y empezar a planearlo.
Reducirse en posesiones es un asunto más difícil de lo que uno se imagina porque es un proceso que va más allá de decisiones mentales sobre los propios objetos
¿Por qué nos cuesta tanto deshacernos de objetos que ya no nos son útiles?
Hemos acumulado demasiados y nos pesa deshacernos de poco. Los expertos dicen que la gente valora demasiado las cosas que usaron, adquirieron y apreciaron. Sin embargo, hay ocasiones en que todos ellos pueden convertirse en una carga y apoderarse de tu vida. Nos gusta mucho verlos ahí ya que desencadena recuerdos placenteros de tiempos pasados o de seres queridos que ya no viven.
Tratar de elegir cuáles se quedan y cuáles se van es una tarea con profundas implicaciones psicológicas, más que nada con hondos alcances emocionales. Es casi como quitar una vida que ya no es. Por eso nos aferramos a cosas que nos recuerdan momentos placentero, experiencias momentáneas que disfrutamos y que sabemos no volverán.
Cuando nos aligeramos la carga material salen las emociones, unas son dulces y otras no, pero todas ellas nos recuerdan los límites de nuestra propia vida.
En resumen deshacernos de nuestras posesiones nos enfrenta a lidiar con el tema de nuestra mortalidad frente a un tema de confort material que en ese momento no tiene tanto valor emocional.
Por ello, aún por más triste que nos parezca, los expertos aconsejan que es preferible deshacernos de muchas de nuestras cosas cuando tengamos 50 o 60 años que hacerlo después cuando probablemente estaremos menos saludables, fuertes y mentalmente lúcidos.
