Yo soy mi propia casa… poema emblemático de Pita Amor /Lectura en casa
Guadalupe Amor (1918, México-2000, México), famosa poeta mexicana de los años cincuenta de una belleza extraordinaria y una mujer de tremendos contrastes.
Más conocida como Pita Amor, solía cubrir su cuerpo con elegantes joyas, pero lo que más le gustaba era dejar ver su cuerpo desnudo vistiendo con ropa de gasa transparente o dejando caer sus vestidos sin que le importara quién la viera.
Sin embargo su talento literario no está en duda. Sus sonetos fueron “perfectos”, en palabras de Elena Poniatowska, y en ellos esta mexicana nacida en 1918 también consiguió expresarse sin tapujos.
Quevedo, Góngora y Sor Juana Inés de la Cruz influyeron fuertemente en su poesía y sus versos dejan ver el estilo de estos literatos.
Les compartimos esta tarde uno de sus poemas… Yo soy mi propia casa
Yo soy mi propia casa
I
Casa redonda tenía
de redonda soledad:
el aire que la invadía
era redonda armonía
de irrespirable ansiedad.
Las mañanas eran noches,
las noches desvanecidas,
las penas muy bien logradas,
las dichas muy mal vividas.
Y de ese ambiente redondo,
redondo por negativo,
mi corazón salió herido
y mi conciencia turbada.
Un recuerdo mantenido:
redonda, redonda nada.
II
Escaleras sin peldaños
mis penas son para mí,
cadenas de desengaños,
tributos que al mundo dí.
Tienen diferente forma
y diferente matiz,
pero unidas por los años,
mis penas, o mis engaños,
como sucesión de daños,
son escaleras en mí.
III
De mi esférica idea de las cosas,
parten mis inquietudes y mis males,
pues geométricamente, pienso iguales
lo grande y lo pequeño, porque siendo,
son de igual importancia; que existiendo,
sus tamaños no tienen proporciones,
pues no se miden por sus dimensiones
y sólo cuentan, porque son totales,
aunque esféricamente desiguales.
IV
Me estoy volcando hacia fuera
y ahogándome estoy por dentro.
El mundo es sólo una esfera,
y es al mundo al que pidiera
totalidad, que no encuentro.
Totalidad que debiera
yo, en mí misma, realizar,
a fuerza de eliminar
tanta pasión lastimera;
de modo que se extinguiera
mi creciente vanidad
y de este modo pudiera
dar a mi alma saciedad.
V
De mi barroco cerebro,
el alma destila intacta;
en cambio mi cuerpo pacta
venganzas contra los dos.
Todo mi ser en pos
de un final que no realiza;
mas ya mi alma se desliza
y a los dos ya los libera,
presintiéndoles ribera
de total penetración
VI
Yo soy cóncava y convexa;
dos medios mundos a un tiempo:
el turbio que muestro afuera,
y el mío que llevo dentro.
Son mis dos curvas-mitades
tan auténticas en mí,
que a honduras y liviandades
toda mi esencia les dí.
Y en forma tal conviví
con negro y blanco extremosos,
que a un mismo tiempo aprendí
infierno y cielo tortuosos.