Gilda Sánchez

Cómo podemos transformar el dolor de una pérdida


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• Nadie se salva de perder a alguien que ha querido mucho. Las pérdidas pueden ser repentinas o pueden suceder después de una larga enfermedad. Eso no importa, el dolor de esa pérdida puede llegar a ser fuertísimo, y se complica mucho más cuando uno espera que pronto dejará de sentir tanta tristeza.

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dueloEs un mito que el dolor se deja de sentir, dicen los expertos, y añaden, sólo se puede transformar. Seguir adelante con la vida, disfrutar de sus placeres y planear para el futuro no significan que hemos borrado el dolor causado a raíz de la muerte de un ser querido. Cerrar la memoria de una persona que hemos perdido no ayuda a sanar la herida ni ayuda a seguir adelante ya que no nos escapamos de la realidad de que el pasado siempre está presente.

El dolor de una pérdida es indeleble y se hace parte de nuestra vida para siempre y frecuentemente puede ser especialmente intenso en ciertas fechas o desencadenado por algo que vemos, olemos, escuchamos, o sea, cuando algo nos hace sentir más agudamente la presencia de esa persona, aun cuando no está aquí físicamente.

Estos sentimientos de dolor puede a veces hacernos sentir solos, aun cuando estamos en la presencia de otros. Esta sensación de soledad se agudiza con la expectativa falsa de que deberíamos de haber superado nuestra pérdida.  Pero no importa que tanto tiempo haya pasado, no dejamos de recordar a las personas que siguen siendo una presencia en nuestras vidas. Negar esos recuerdos sería negar momentos de amor, de compañerismo, de agradecimiento y de inspiración.

Lo que los expertos recomiendan es que nos dejemos sentir el dolor, y eso es lo que verdaderamente ayuda a sanar y seguir adelante con nuestras vidas.  Como seres humanos, anhelamos recordar y preservar memorias. Tan es así, que guardamos imágenes de nuestros seres queridos, les construimos monumentos en sus tumbas en los cementerios para poder seguir “visitando” a los que hemos perdido. No se diga de los festejos que celebramos periódicamente en su honor y los rituales que les ofrecemos. Todos esto actos son conmemoraciones que nos ayudan a rememorar  a aquellos que estuvieron cercanos a nosotros y enriquecieron también  nuestras vidas.

Estas acciones ayuda a convertir nuestra pena en una alegría melancólica  y es así como estas experiencias que sabiamente vamos construyendo son el secreto de la transformación del dolor a un sentimiento eminentemente nostálgico.

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