Gilda Sánchez

Cultura de protección solar minimiza riesgo de cáncer de piel


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Un médico general puede determinar si las lesiones en la piel puede ser malignas y referir al paciente con el especialista para evaluar el riesgo y retirar o no esa lesión con procedimientos quirúrgicos

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La radiación ultravioleta que recibe la piel es acumulativa.  En los primeros 18 años se reúne el 50 por ciento de la radiación que se recibe en el transcurso del resto de la vida, de tal suerte que si no se tiene a edades tempranas la cultura de la fotoprotección se corre el riesgo de padecer cáncer de piel en forma prematura.

Este tipo de cáncer cada vez es más frecuente en la población y generalmente se asocia con el mal hábito de asolearse sin protección lo cual induciendo a la aparición de dos tipos de neoplasia en la piel.

El pigmento de la piel es otro de los factores junto con los lunares con los que nacemos (congénitos) que influyen en el impacto cutáneo del daño solar. De acuerdo a la cantidad de melanina producida por la epidermis según el tono (morena, blanca o albina) va a ser la capacidad de protección a la exposición del sol al igual que la alta sensibilidad al cáncer que presentan los lunares de nacimiento cuando se exponen a las radiaciones solares.

Las personas morenas que tienen más pigmento no se queman tan fácilmente  minimizando el riego de cáncer, SOLañadió la especialista. No sucede así con las personas blancas que se queman rápidamente cuando se asolean puesto que no producen suficiente pigmento que las proteja

Los lunares congénitos también son particularmente sensibles a desarrollar  este tipo de neoplasia cuando se asolean sin precaución.  Estos suelen ser grandes a veces mayores a 20 centímetros, a diferencia de los lunares adquiridos que son los que aparecen y desparecen en el transcurso de la vida como lesiones y que no miden más de  seis milímetros.

Por ello las personas que durante su juventud se han bronceado mucho, generalmente son las que desarrollan cáncer en la piel más prematuramente, en ocasiones a partir de los 40 ó 50 años.

El más común es el carcinoma basocelular, que puede considerarse benigno porque la evolución es muy lenta y puede identificarse y quitarse a tiempo con cirugía.

En el caso del carcinoma epidermoide y en el del melanoma, el cáncer cutáneo más agresivo, pueden generar metástasis, es decir, regarse a otras partes del cuerpo.

Un médico general puede determinar si las lesiones en la piel puede ser malignas y referir al paciente con el especialista para evaluar el riesgo y retirar o no esa lesión con procedimientos quirúrgicos generalmente ambulatorios por lo que no requieren que el paciente tenga que hospitalizarse.

Si se llegara a requerir una cirugía especial y tratar con radioterapia u otro procedimiento especializado, se refiere al paciente a un tercer nivel en oncología.

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