Gilda Sánchez

El adulto mayor y su caminar


Comparte en tus redes sociales

Facebooktwitter

Debemos recordar que ninguno de los cambios impide el caminar, o seguir buscando nuevos senderos que recorrer y nuevos horizontes para dejar huella.

Decrease Font Size Increase Font Size Tamaño del texto Imprimir esta página

“La marcha en la tercera edad sí cambia, se hace más lenta, los pasos más cortos, su compás se abre para un mayor equilibrio que responde con menor velocidad que antes, la elevación de las rodillas es menor y el importante braceo para el balance, disminuye y, a veces, hasta desaparece. 

Cada paso que damos, refleja un camino lleno de experiencias y momentos inolvidables.  Imaginemos una vida llena de senderos recorridos, de huellas invisibles que permanecen en cada lugar donde vamos, como fieles testigos de nuestra presencia.

Si bien el paso de los años,  incrementan nuestro andar por el mundo, generan cambios normales en nuestro andar.caminar El paso del tiempo afecta nuestra marcha de manera natural, muchas estructuras cambian que dan como resultados una marcha diferente a la de un joven.

Imaginemos a un adulto mayor caminando, ¿qué es lo que nos viene a la mente? Tal vez a una persona con bastón, un poco encorvada, con una marcha lenta, incluso está siendo rebasada por otros que caminan más rápido.

La marcha del adulto mayor ciertamente cambia, se hace más lenta, pues los pasos que se dan, son más cortos, su compas se abre, para permitir mayor equilibrio, pues el sistema del equilibrio responde con menor velocidad que años atrás, la elevación de las rodillas es menor,  el braceo (sumamente importante para el balance) se hace menor, incluso en algunas personas hasta desaparece.

La adaptación al terreno se hace un poco más complicada, por los cambios mencionados y por otros factores, como alteración en la visión e incluso en la audición que nos relacionan con el entorno.

El desgaste natural de los cartílagos y huesos afectan nuestra movilidad sin que la marcha llegue a ser algo doloroso, pero si un poco más difícil de iniciar. Los músculos se fatigan más rápido lo que resta velocidad a la marcha. Las fibras musculares son menores que en tiempos anteriores, que repercute en la fuerza para levantarnos y caminar.

Los cambios en la marcha provocan un riesgo incrementado de caídas, sin que las caídas sean algo normal para la vida cotidiana.

Debemos recordar que ninguno de los cambios impide el caminar,  o  seguir buscando nuevos senderos que recorrer y nuevos horizontes para dejar huella. En caso de que fuera así,  se debe de acudir al médico para una revisión.

No cabe duda que alguien pudo haber imaginado a un individuo canoso con tenis, corriendo, fuerte, con mucha Senior Woman Tennis Playervitalidad, con una sonrisa en el rostro.  No todos somos iguales, y ciertamente podemos lograr disminuir los efectos que tiene la vejez en cada uno de nosotros, con medidas sencillas y al alcance de todos.

El ejercicio es la mejor arma para tratar de contrarrestar a los años, pues mejora la fuerza, aumenta la masa muscular, nos mantiene activos de la mente, ejercita el corazón, mente y pulmones. Así que no existe pretexto, solo faltan unos tenis y muchas ganas para iniciar el ejercicio y mejorar nuestra marcha y salud.

Nuestros pasos se podrán hacer más lentos, pero la intensidad de nuestras pisadas siempre reflejara la vitalidad en nosotros.

 

Facebooktwitter

¿Tú que opinas? ¡Nos interesa mucho saberlo!