Seis creencias que pueden sabotear tu salud
A continuación se desmentirán seis de las más arraigadas creencias acerca de las conductas que creemos inofensivas para la salud.
Existe una gran cantidad de creencias acerca de cómo tener y mantener una buena salud, y existen otras muchas acerca de lo que “no hace tanto daño.” A continuación se desmentirán seis de las más arraigadas creencias acerca de las conductas que creemos inofensivas para la salud.
1. “Sólo fumo un cigarro de vez en cuando, no pasa nada”
Prender un cigarrillo sólo cuando estás tomando una copa con los amigos el fin de semana o después de un día duro es como jugar a la ruleta rusa. Simplemente no se sabe cuándo un cigarrillo adicional pone una célula al límite y comienza a crecer fuera de control provocando cáncer de pulmón, dice el Dr. Ray Casciari, director médico del Hospital St. Joseph en Orange, California.
El mismo especialista comenta que decenas de estudios sobre fumadores intermitentes muestran que para éstos aumenta hasta un 500% el riesgo de contraer cáncer de pulmón en mujeres y una mayor tendencia a las cardiopatías, aumenta el riesgo de cáncer en general y un deterioro en la calidad de vida, así que lo mejor es dejar las excusas de lado en cuanto a cualquier forma de fumar.
2. «Bastan seis horas de sueño al día”
Ser capaz de dormir poco y sentirse bien puede parecer virtuoso, pero en realidad te podría estar costando tu salud y bienestar. Varios estudios han demostrado un fuerte vínculo entre la duración del sueño y la mortalidad. Aquellos que duermen menos de siete horas por noche tienen hasta dos veces mayor riesgo de muerte y enfermedades como la diabetes y la obesidad, dice el Dr. Allen Towfigh, especialista del sueño en el Weill Cornell Medical Center.
La mayoría de la gente necesita de siete a nueve horas de sueño por noche. Si duermes menos que esto busca las posibles razones, que pueden incluir ansiedad, ver la televisión hasta tarde, si tu falta de sueño no tiene razón aparente consulta al médico o un trastorno del sueño, en cuyo caso deberás consultar al médico.
3. «Nunca salgo así que no necesito protector solar.»
Si la última vez que usaste protector solar fue durante las vacaciones en la playa, puedes estarte haciendo más daño a la piel de lo que piensas. Manejar, hacer jardinería, y algo tan simple como caminar en la calle son actividades diarias que nos exponen a la radiación ultravioleta (UV), incluso cuando está nublado o llueve, dice Sarah L. Taylor, profesora asociada de dermatología en Wake Forest Baptist Medical Center, Carolina del Norte.
La radiación ultravioleta está presente en todo momento hasta que obscurece por lo que es necesario proteger la piel con un protector solar SPF de entre 30 y 50 una vez que vas al aire libre durante el día, recomienda la profesora Taylor.
4. «Cambié las papas fritas por frituras de verduras».
Frituras de verdura suena a una manera fácil de consumir raciones diarias de verdura, pero en realidad no son mucho mejores que las frituras comunes. Una porción típica de verduras fritas contiene 150 calorías — similar a una porción de papas fritas y posee algo más que pequeñas cantidades de polvo de verduras o puré mezclado. Es más saludable y menos calórico comer verduras y frutas reales, advierte Amy Goodson, dietista de Texas Health Ben Hogan Sports Medicine.
5. “Estoy en actividad todo el día, no necesito ejercicio.”
Incluso si te sientes constantemente en movimiento, es posible que estés por debajo del nivel de ejercicio que necesita para mantener una salud óptima. «Si no eres un trabajador agrícola, ‘estar activo todo el día’ no es suficiente para mantener el cuerpo en forma, fuerte y en un peso saludable”, comenta Jessica Smith, entrenadora certificada.
«Además, un mejor enfoque es no sólo mantener lo que tienes, sino también mejorarlo.» Smith recomienda el entrenamiento con peso y actividad cardiovascular tres o cuatro días no consecutivos de la semana, siempre asesorados por un especialista en entrenamiento.
6. «Unas copas por la noche me ayudan a dormir mejor.»
Relajarse al final del día con un vaso de vino parece una buena manera de relajarse, y así es exactamente cómo funciona al principio. Como un depresor del sistema nervioso central el alcohol inicialmente ayuda a sentirse relajado y conduce a una sensación de adormecimiento. Sin embargo, una vez que el alcohol comienza a desaparecer, los centros de alerta se reactivan y se produce un efecto rebote con un estado mayor de alerta ocasionando dificultad para dormir, señala el Dr. Allen Towfigh, especialista del sueño en el Weill Cornell Medical Center. Un vaso de vino con la cena está bien, pero cualquier cantidad significativamente mayor puede afectar tu capacidad de conciliar el sueño.