Gilda Sánchez

Noam Chomsky, un genio viviente


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• Un pensador contemporáneo que ha publicado más de cien libros y más de mil artículos científicos, Noam Chomsky, cuya talla intelectual se compara con la de Galileo o Newton y su nombre junto al de Marx y Shakeaspeare y otros seis, es el intelectual más citado en todos los tiempos.

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ChomskyActualmente tiene 84 años y es profesor emérito del Instituto de Tecnología de Massachusetts. Además de ser un activista político que se autonombra socialista libertario, no como doctrina sino “como tendencia humana de pensamiento” es un prominente linguista. Su conocimiento contribuyó determinantemente, en el inicio de la era de la computación, a la teoría de la programación de sistemas cuando al final de los años cuarenta los científicos necesitaron traducir un idioma humano a uno cibernético y requirieron de la comprensión de su intelecto sobre la sintaxis y el lenguaje.

Su aportación a la ciencia política, la historia de las ideas y la psicología cognitiva no ha sido menor que a la de la lingüística. Es sin duda una figura controvertida que ha mantenido una posición radical en contra del gobierno norteamericano al que llama “la dictadura cuatrianual”  convencido de que “la violencia, la traición y carencia de ley son funciones naturales del estado”. Ha sido encarcelado en alguna ocasión por defender sus ideas.

Se le considera un activista de izquierda y crítico pertinaz también de la política exterior de su país hacia latinoamérica. Ha participado en todos los foros imaginables para denunciar la intervención en América Central de este país que “proteje el capital estadounidense aunque se ensucie las manos con sangre”.

En 1988 tuve la oportunidad de sentarme junto a él en una comida que le ofreció la Universidad de Ohio. Yo era entonces estudiante de postgrado y él había sido invitado a dar una cátedra sobre la intervención de Estados Unidos en el movimiento de los Sandinistas.   Su cálida actitud y conversación vencieron mi mudez provocada por los sentimientos mezclados de fascinación y terror que me producía su mente al recordar que mis profesores decían que cuando se sentaba a escribir un artículo científico incluía de memoria absolutamente todas sus referencias bibliográficas citando nó solo autor, año, editorial, sino la página de donde sacaba la cita y si era textual o parafraseada.

Este ser humano es un judío que se opone a un estado judío y se inclina por una salida binacional al conflicto palestino. Considera que existe un creciente distanciamiento entre gobernantes y gobernados que origina una consecuente acumulación de poder en un segmento de la población que cada día se hace menor. Que la “economía de mercado” beneficia sólo a  las élites incluídas en los grandes acuerdos económicos regionales como Tratado de Libre Comercio y el Mercomún.

Desprecia “las conferencias de intelectuales” que  sólo tienen que ver con la obtención de posiciones de poder cultivadas por sus propias instituciones. Su  perspectiva sobre los académicos y periodistas como “sacerdotes seculares” y su crítica hacia los medios como herramientas del sistema  “para manufacturar la conformidad” lo enfrentan con éstos sin que ello logre que eviten del todo incluirlo en su agenda.

Sus intervenciones en foros públicos atraen multitudes. Su nombre es… Noam Chomsky.

 

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