Gilda Sánchez

Envejecer a través de la historia: el Imperio Romano


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• El Imperio Romano en su esplendor significó un acontecimiento importantísimo para la historia de la humanidad.

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romanoEl pueblo romano contaba con unas características de espíritu y actitud muy particulares. Su tolerancia, su ductilidad y su sentido práctico los hizo responder a las circunstancias de tal manera, que sin proponérselo construyeron un Imperio.

Con este marcado carácter, los romanos establecieron leyes tan bien elaboradas, que hasta hoy nos han perpetuado. A los adultos mayores, por ejemplo, se les dedicó mucha atención y plantearon los problemas de la vejez desde casi todos los aspectos: políticos, sociales, psicológicos, demográficos y médicos.

De esa época, nos quedan textos que nos sirven de testimonio y nos ayuda a hacernos una idea verosímil de la esperanza de vida de los romanos. Uno de ellos es la «Tabla de Ulpiano» que tenía por objeto evaluar la importancia de las rentas vitalicias asignadas por legados según la edad del beneficiario.

De estos textos que se han perpetuado a lo largo de la historia, de las inscripciones funerarias y de otras fuentes, se puede sostener con bastante seguridad que el peso demográfico de los ancianos era mayor que en el mundo griego. Asimismo, se establece que existía un mayor número de ancianos varones que de ancianas, situación inversa a la actual. La causa, con toda seguridad, era debida a las muertes maternas post parto. Casi duplicaban los viudos sobre los sesenta años de edad.

El Derecho Romano tipificaba la figura jurídica del «pater familias» que concedía a los ancianos un poder tal que podríamos catalogar en nuestra actualidad como de tiránico. La familia tenía un carácter extendido, pues los lazos jurídicos eran más que los naturales. La patria potestad regía no sólo a causa del nacimiento del mismo padre, sino incluso por adopción o matrimonio. El parentesco se originaba y transmitía por vía masculina. El «pater familias» concentraba todo el poder y no daba cuentas de su proceder. Era vitalicio y su autoridad ilimitada: podía disponer hasta de la vida de un integrante de su familia.

La época de oro para los adultos mayores fue durante la República. A partir del siglo I aC, se produce un período inestable y los valores tradicionales cambian. Se inaugura un nuevo periodo, floreciente para las artes y la economía. Muchos ancianos, todo y que obtuvieron cargos importantes en esa nueva época, perdieron el poder de dirigir los destinos políticos, como pasó durante la República.

Después de la República, al perder el poder familiar y político, los ancianos cayeron en el desprecio y sufrieron los rigores de la vejez.

Los pensadoresciceron1

Cicerón, en su obra Cato Maior de Senectute, presenta una imagen positiva de la vejez. Incluye una gran cantidad de datos acerca de los cambios que experimenta la capacidad de rendimiento mental en las personas mayores y las ilustra con ejemplos individuales tomados de la historia griega y romana en los que se destacan los grandes hechos políticos, científicos y artísticos llevados a cabo por personas de más de 80 años. Conoce el relevante papel que desempeña la sociedad al determinar las vivencias y el proceso de envejecimiento. Además, valora a la persona mayor al destacar que debemos aproximarnos a ella con respeto y veneración.

Por otro lado, Horacio nos muestra en su Ars Poetica una imagen fatalista de la vejez y considera que no es ni una etapa dorada de la vida ni el momento culminante de felicidad personal. Considera que la muerte es inevitable y ante ella no deben adoptarse actitudes de resignación.

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