Gilda cree que alcanzamos gracia cuando damos las gracias…
• Muy frecuentemente no nos damos cuenta de la importancia que tiene para nuestras vidas el dar las gracias. Marco Tulio Cicerón, uno de los más grandes filósofos y escritores romanos decía que “La gratitud no es sólo la mayor de las virtudes, sino la madre de todas las demás”. Veamos porqué creo que tenía toda la razón.
Se dice que la gratitud se da cuando un acto bondadoso supera nuestras expectativas y pensamos que no lo merecemos. Entonces es cuando sentimos que necesitamos agradecer. Es como una sonrisa del corazón ante una sorpresa que contiene bondad.
Opino que “agradecer” es un sentimiento humano algo complejo que tiene matices. De entrada, normalmente damos las gracias para hacer un reconocimiento del bien recibido. También el agradecimiento puede ser una forma de alabanza, de otorgar “gracia” y, finalmente, expresamos gratitud como una forma de retribución a quien nos ha otorgado algo bueno.
Sintetizando, se puede decir que “dar las gracias” es, a grandes rasgos, un reconocimiento a una acción de otro que influye positivamente en nuestra vida.
“Dar las gracias” es la respuesta más frecuente, espontánea e inmediata cuando surge el sentimiento de ser recipientes de una acción generosa. Agradecemos como reacción y nos sentimos muy bien. ¿Por qué?
Porqué pienso que al mostrar nuestro sentimiento de gratitud estamos obteniendo un privilegio semejante al que experimentó quien tuvo la generosidad de otorgarnos un beneficio.
Además, otros dones o “gracias” que experimentamos al agradecer, es sentir una especie de complicidad de la felicidad ajena y compartir un gozo y obtener así, el beneficio de equilibrar nuestra tendencia innata de querer recibir constantemente.
Y por último y, no por ello menos importante, fortalecemos el sentimiento de abundancia en nuestras vidas, de tener suficiente para poder compartir.