Gilda Sánchez

Lecciones rápidas… ¿funcionan?


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• Una fábula de Robin Sharm nos instruye sobre la importancia del camino y no del destino…

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Un chico se fue de su casa para estudiar con un reputado maestro. Cuando conoció al viejo sabio, le preguntó:
-¿Cuánto tardaré en ser tan sabio como tú?SABIO 2
La respuesta no se hizo esperar:
-Cinco años.
-Eso es mucho tiempo,- replicó el muchacho.
-¿Y si trabajo el doble?
-Entonces tardarás diez,- contestó el maestro.
A lo que el muchacho protestó:
-Eso es demasiado tiempo. ¿Y si estudio también por las noches?
-Quince años,- dijo el sabio.
-No lo comprendo,- replicó el chico.
-Cada vez que prometo dedicar más energías, tú me dices que tardaré más en lograr mi objetivo. ¿Por qué?
-La respuesta es muy sencilla.
Si tienes un ojo puesto en el destino que esperas alcanzar,
sólo te queda otro para que te guíe en el viaje.

Las recetas rápidas no funcionan.
Todo cambio duradero requiere tiempo y esfuerzo.
La perseverancia es la madre del cambio personal.
Eso no quiere decir que necesites años para producir cambios profundos en tu vida.
Si aplicas diariamente y con diligencia estas estrategias durante un mes, los resultados te sorprenderán.
Empezarás a aprovechar los niveles más altos de tu propia capacidad y a entrar en el reino de lo milagroso.
Pero para llegar hasta ahí no tienes que obsesionarte por los resultados. Disfruta del proceso del crecimiento personal.
Parece irónico, pero cuanto menos pienses en el resultado final, más rápido se producirá éste.

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