Gilda Sánchez

¿Por qué los mayores beben pocos líquidos y que les puede pasar?


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El abuelo respondió algo que a todos los dejaría tranquilos – porque los ancianos ya no necesitamos tanta agua -. Al finalizar las viandas

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Fue un sábado caluroso, la primavera estaba en todo su esplendor, el sol brillaba y el calor se dejaba sentir en aquel día de paseo. Carmen la menor de la familia, noto algo extraño en su abuelo, que no tomaba nada de agua, cuando familiatodos lo hacían, pensó que era algo provisional y aunque su duda era grande, no se atrevió a preguntarle el motivo.

Llegaron a casa, todos estaban exhaustos, el viaje había sido muy agradable pero también agotador. De nueva cuenta el agua del garrafón parecía ser el objeto más valioso de la familia, pues todos se apresuraban a tomar un vaso y llenarlo para saciar su sed; una vez más el abuelo no lo hizo, ni siquiera cuando todos habían tomado. En la comida, todos reunidos estaban y esta vez Carmen no se quedaría con la duda, al ver que su abuelo tomaba muy poco agua en la comida, así que le pregunto ¿Abuelo porque tomas tan poca agua? Tal vez nadie lo había notado antes o ya se habían acostumbrado ya que todos se sorprendieron del cuestionamiento de la pequeña.

El abuelo respondió algo que a todos los dejaría tranquilos – porque los ancianos ya no necesitamos tanta agua -. Al finalizar las viandas, el abuelo se acercó a su nieta y le explicó la verdadera razón por la cual no le gustaba tomar tanta agua. El motivo era vergonzoso para él, pero podía confiar a su nieta, así que se lo contó. – Si tomo mucha agua fuera de casa, no puedo aguantarme las ganas de ir al baño, no es que no sienta sed tal vez sienta menos que los jóvenes, pero mejor espero a un lugar en donde no sufra “accidentes”-, guiñó el ojo y le dijo a la sagaz nena  – es un secreto.

El hecho es que todos debemos hidratarnos y la hidratación en el adulto no es la  excepción. Como en muchos sistemas, el reflejo de la sed en el anciano se ve afectado y disminuyen los sensores que normalmente activan el acto de la búsqueda de agua; sin embargo, a veces el motivo de que los adultos mayores no se hidraten es ajeno a los cambios propios por la edad. Una de las razones más comunes para esto es la incontinencia urinaria, esta se puede evitar con ciertos ejercicios y algunas medidas generales y no debe ser algo que limite  el consumo de líquidos.

El aporte hídrico debe estar dentro del 1 litro y medio a 2 litros (incluyendo el agua en los alimentos) si no existe alguna contraindicación médica (falla cardiaca, falla renal), estas metas deben ser cumplidas.

Otra razón por la que los mayores evitan los líquidos es la hinchazón en los pies por la noche. Como se ha comentado anteriormente la retención se debe más a una alteración en la circulación o por efecto de algunas enfermedades y no tanto por la ingesta de líquidos.

Si no se consume la cantidad suficiente de agua, el cuerpo se daña. El agua es fundamental para todos los 121004818_-1_t670x470organismos, cada célula del cuerpo la necesita, si bien en menor cantidad que en los jóvenes, el agua nunca dejará de ser vital para el organismo. Al restringirnos de líquidos (sin alguna condición médica que lo impida) se afecta a órganos  como corazón y riñones.

Cuando el cuerpo siente la necesidad de hidratación, se envía una señal al cerebro que nos hace tener sed, no hay que ignorar esa señal y hay que buscar una fuente de agua para evitar deshidratación o golpes de calor comunes en los meses calurosos y que afectan a los adultos mayores llegando a ser muy graves las consecuencias de estas afecciones.

Al salir sobre todo a lugares calurosos, es recomendable siempre cargar con agua. Los refrescos y jugos, son sabrosos, pero casi no hidratan al contrario producen más sed por la gran cantidad de azúcar que contienen. Las bebidas energizantes tienen el mismo principio del vida suero-oral por ello son preferidas en eventos que requieran gran cantidad de agua junto con electrolitos.

Ante la enfermedad, el agua debe ser una de las prioridades, por eso no se debe de disminuir el aporte, al contrario debe incrementarse, para que los tejidos no sufran y el cuerpo se pueda recuperar.

El cuerpo es como una flor y hay que regarla para que florezca, sin agua también nos marchitamos y la energía del cuerpo se agota, así que hay que hidratarnos bien.

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