¡Sólo vivir!
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• Solamente vivir ¿es poca cosa? Una respuesta épica de una gran película nos da pie para reflexionar en el valor y peso que tiene simplemente vivir…
Esta brevísima expresión me parece demoledora. Es la respuesta que Omar Shariff le da en la película Doctor Zhivago al temible comisario soviético Strelnikov, cuando éste le pregunta con sorna qué diablos piensa hacer en el pueblejo siberiano de Yuriatin, donde Zhivago se dirige para refugiar a su familia de los rigores revolucionarios. Zhivago le lanza una mirada congelada y le responde secamente: “¡Simplemente vivir!”
¿No es genial? En Occidente estamos demasiado obsesionados por “hacer algo” en y con nuestra vida. No podemos entender que hay ocasiones, momentos, épocas, lugares, compañías, donde lo único y/o lo mejor que podemos hacer con nuestra vida es simplemente vivirla. Nuestra herencia calvinista nos acosa con el dictum de que pocas cosas nos deben angustiar más que “no hacer nada”. ¡Hacer algo, lo que sea, pero mantenerse activos! Es la orden que dio el general.
Y sí, la pereza es uno de los siete pecados capitales, pero la creatividad florece más en el ocio que en el frenesí. Los italianos, un pueblo viejo y que sabe vivir, nos donó una expresión invaluable: Dolce far niente: la dulce ocupación de no hacer nada. Eso es sabiduría.
