El peligro de la grasa abdominal ¿qué hacer?
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• La grasa abdominal, sea moderada o excesiva, además de ser lo menos atractivo para el físico es tremendamente peligrosa para la salud, les decimos por qué.
Hay dos tipos de grasa en el área del abdomen. El primero es la grasa subcutánea, la cual se encuentra directamente debajo de la piel y encima de los músculos. El segundo tipo es la grasa visceral, y esa se encuentra debajo del músculo y rodeando los órganos, haciéndola más peligrosa que la grasa subcutánea.
Los dos tipos de grasa incrementan significativamente los riesgos de desarrollar enfermedades cardíacas, alta presión sanguínea, ataques cerebrales, apnea del sueño, cáncer, y otras enfermedades degenerativas.
La grasa estomacal excesiva también ha sido asociada con mayores niveles de la proteína c-reactiva, un indicador de inflamación adentro del cuerpo, el cual puede provocar diversos problemas de salud. Pero gran parte de la razón por la cual la grasa visceral es particularmente peligrosa es que emite más moléculas inflamatorias en tu cuerpo de manera consistente.
Una de la razones por la cual las personas acumulan más grasa visceral que otras puede ser por una dieta alta en carbohidratos, lo que genera una mayor resistencia a la insulina.
Es sumamente importante reducir la grasa abdominal para alargar tu vida, no solo para verte mejor. Y para lograr eso, es imperativo alimentarte de comida no procesada y al mismo tiempo hacer un tipo de ejercicio que estimule la respuesta hormonal y metabólica necesaria para combatir esta grasa. No hay curas milagro.
Un ejercicio cardio de baja intensidad no te ayudará a reducir la grasa abdominal. Necesitarás para eso tanto un ejercicio de alta intensidad como el entrenamiento por intervalos, lo que sería correr a toda velocidad, pausar y seguir, además de entrenamiento con pesas de cuerpo completo. La combinación de estas dos cosas son muy efectivas para mejorar la respuesta de tu cuerpo a la glucosa e incrementar las hormonas quema-grasa, algo crucial para la eliminación de la grasa visceral.
También es vital una dieta correcta para mejorar tus niveles de azúcar en la sangre y restaurar tu respuesta a la insulina. Esto significa reducir el azúcar y carbohidratos refinados de tu alimentación y eliminando totalmente el jarabe de maíz de alta fructosa. Hay que propiciar el consumo de grasas saludables como aguacates, nueces, semillas, aceite de coco, aceite de oliva, huevos, pescados grasosos y aceites de pescado, además de incrementar de manera general el consumo de proteína y fibra.
Reducir la ingesta de granos e ingerir más carbohidratos provenientes de frutas altas en fibra y verduras pueden ayudarte mucho.
