Gilda Sánchez

El quinto de los breves cuentos budistas “No somos los mismos”


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Te compartimos este día el quinto cuento de la tradición budista que nos dicen mucho sobre la benevolencia y la compasión…

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Cuentos Budistas

Te compartimos este día el quinto cuento de la tradición budista que nos dicen mucho sobre la benevolencia y la compasión…

Nadie como Buda, el iluminado maestro, desarrolló la benevolencia y la compasión en su época. El budismo nos enseña que no sólo debemos cultivar el amor y la bondad, sino que necesitamos siempre tratar de desarrollar nuestra capacidad intelectual y nuestras emociones para alcanzar un claro entendimiento.
Entre los primos de Buda se encontraba el malvado Devadatta, que todo el tiempo se encontraba celoso del maestro y empeñado en dejarlo en mal lugar, incluso dispuesto a asesinarlo. Siempre había sentido una gran envidia hacia el iluminado.
Un día que Buda estaba paseando tranquilamente por el campo, su primo Devadatta le arrojó una pesada y tremenda roca desde la cima de una colina. Para su mala suerte la roca cayó al lado del Buda y Devadatta no consiguió terminar con la vida del maestro. Buda, aun dándose cuenta de lo sucedido, volteó a ver la roca y permaneció impasible, sin ni siquiera perder la sonrisa ni por un segundo y continuó caminando como si nada hubiera pasado.
Días después, Buda se cruzó con su primo y lo saludó muy afectuosamente. Muy sorprendido, Devadatta preguntó: Primo “¿No estás enfadado?”. “No, claro que no”, aseguró Buda sonriéndole e impasible.
Sin salir de su asombro, Devadatta le inquirióal maestro: “¿Por qué, si hace apenas unos días traté de matarte?” Y Buda aseguró: “te respondo esto: Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando fue arrojada. Todo cambia”.
“Para el que sabe ver, todo es transitorio; para el que sabe amar, todo es perdonable” Esta es la enseñanza budista para hoy que debemos no olvidar.

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